Ránking 2017 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles
+Democracia ha presentado hoy la tercera edición del Ránking sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles, dando continuidad al trabajo iniciado en el año 2015, cuando se presentó el primer estudio. Con este informe, +Democracia quiere contribuir al debate sobre la modernización y la democratización del funcionamiento de unas instituciones esenciales en la democracia: los partidos políticos.
Los 15 partidos con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados han sido analizados mediante un cuestionario de 41 indicadores, agrupados y ponderados en cinco capítulos: democracia interna, sistemas de selección de candidatos, derechos de los afiliados y su protección, información pública sobre el partido y publicidad de los códigos éticos.
Principales conclusiones
* La única y notable excepción es la del Partit Demòcrata Europeu Català (la antigua CDC), que aprueba y se sitúa entre los cinco partidos con más calidad democrática con la misma puntuación que Podemos tras haber emprendido cambios sustanciales en sus estructuras orgánicas y funcionamiento interno.
* Por tercera vez, podemos establecer que ningún partido político español cumpliría con las normas de funcionamiento requeridas por la Ley de Partidos Alemana o con los usos de Gran Bretaña: congresos bienales o anuales, celebración de los congresos a fecha fija, elección de candidatos a cargos públicos por votación de los afiliados del partido residentes en el distrito, reuniones periódicas de los parlamentos internos (comités, consejos, juntas directivas), elección de los cargos internos mediante voto directo a personas, etc.
* Los partidos políticos puntúan 6,0 sobre 10 en lo que se refiere a disponer de códigos éticos y a su publicidad y 6,9 sobre 10 en la información que facilitan en sus webs sobre documentos internos, resoluciones de congresos, etc.
* El diferencial de puntos en estos dos conjuntos de indicadores respecto al resto demuestra que los partidos han sido permeables al debate público y que la presión ciudadana les ha empujado a tomar medidas de transparencia, a pesar de que todavía quedan partidos muy opacos y de que queda mucho camino por recorrer.
* Las puntuaciones medias de los partidos españoles están por debajo de 5 en el indicador de democracia interna (3,8 sobre 10), y entre el 5 y el 6 en derechos de los afiliados y su protección (5,5 sobre 10) y procedimientos de elección de sus candidatos a cargos públicos (5,2 sobre 10).
¿A qué se deben estas puntuaciones?
* Los congresos de los partidos se celebran muy mayoritariamente cada tres o cuatro años, lo que obstaculiza la renovación de sus políticas e ideas, así como de sus dirigentes e impide a las oposiciones internas plantear alternativas.
* Las reuniones de los órganos de control de las direcciones (Juntas Directivas, Comités Federales o regionales, Asambleas Federales o Consejos Nacionales, son sus denominaciones habituales) son poco frecuentes y no controlan a sus órganos directivos o no tienen apenas capacidad para hacerlo. Hay un elevado incumplimiento de los plazos de reunión de estos órganos previstos en los propios Estatutos. Esto hace que la función de contrapeso de las direcciones haya desaparecido en algunos partidos.
* Los derechos de los afiliados se reconocen en los Estatutos, pero no se han implementado sistemas eficaces para defenderlos. Muy a menudo, las propias direcciones tienen derecho a expulsar o suspender de militancia a sus afiliados, los cuales no suelen poder acudir a un órgano realmente independiente para recurrir la decisión.
* Los sistemas de selección de los candidatos a cargos públicos giran entorno a las decisiones de los órganos de dirección. Si bien es cierto que formalmente la mayoría de partidos están haciendo esfuerzos para implementar métodos más democráticos como el sistema de elecciones primarias, en particular para la elección del líder o candidato electoral, son muy reticentes a implantarlo en el conjunto de las listas electorales, por lo que la mayor parte de los cargos son elegidos en la práctica por la dirección del partido o bien mediante acuerdos más o menos formales entre la dirección y los potenciales candidatos. Este sistema refuerza el control de la dirección sobre los partidos y dificulta su renovación y la aparición de candidaturas alternativas.