Ránking 2024 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles

+Democracia presenta el “Ranking 2024 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles” con la intención de contribuir al debate sobre modernización y democratización del funcionamiento de unas instituciones esenciales en la democracia: los partidos políticos.

Las democracias necesitan acometer un debate público sobre el funcionamiento democrático interno de sus partidos: los sistemas que garanticen la pluralidad de posiciones ideológicas en su interior, la forma de elección de sus responsables orgánicos y candidatos electorales, los períodos de celebración de Congresos, la protección efectiva de los derechos de sus afiliados y la información pública de sus principales compromisos de forma que se impulse la división de poderes internos y su control recíproco, una cultura de participación, transparencia y rendición de cuentas, etc. Elementos todos ellos necesarios para entender, caracterizar y diagnosticar las áreas de mejora.

En la línea de mejorar la calidad democrática de los partidos y políticos de su conexión con la ciudadanía, Más Democracia emite 10 recomendaciones para mejorar la calidad democrática de los partidos políticos españoles.

Primera, convocar los congresos de los partidos con una periodicidad máxima de dos años, con el fin de poner al día su ideario, actualizar sus propuestas políticas y renovar a sus dirigentes y cargos orgánicos. Esta es una de las claves del deficiente nivel de la democracia interna de los partidos en España.

Segunda, celebrar periódicamente las reuniones de los órganos de control de las direcciones (Juntas Directivas, Comités Federal o Regionales, Asamblea Federal o Consejos Nacionales, son sus denominaciones habituales) en periodos cortos de tiempo, entre cuatro y seis meses. Hay un elevado incumplimiento de los plazos de reunión de estos órganos previstos en los propios Estatutos. Esto hace que los contrapesos de las direcciones hayan desaparecido en algunos partidos.

Tercera, garantizar el reflejo de la pluralidad y diversidad. Para ello, deben instaurarse sistemas de elección de proporcionalidad ponderada, que permitan el impulso de las iniciativas políticas de las mayorías, a la par que procesar los matices y diferencias expresados por las minorías y corrientes internas.

Cuarta, avanzar en los mecanismos de defensa de los derechos de los afiliados. Los derechos de los afiliados se reconocen en los Estatutos, y se ha avanzado en ello, pero no hay un sistema eficaz para su defensa. Debe reforzarse la independencia de las comisiones arbitrales o de garantías, que son una suerte de poder judicial del partido, para que puedan defender los derechos de los afiliados frente a los acuerdos de los órganos del partido, encargarse de los procedimientos disciplinarios y resolver posibles conflictos internos. Convendría asimismo importar a los procedimientos disciplinarios internos de los partidos algunos principios y garantías procedimentales básicos en materia sancionadora (tipicidad, proporcionalidad, separación de las fases de instrucción y de resolución, etc.).

Quinta, institucionalizar los comités de ética en todos los partidos, con una clara independencia respecto a los órganos ejecutivos, evitando la contradicción que se da entre decisiones e intereses de la dirección y derechos de los afiliados.

Sexta, evaluar los compromisos electorales de los partidos y su grado de cumplimiento debe ser verificable por parte de la ciudadanía y los medios de comunicación.

Séptima, establecer mecanismos de rendición de cuentas de cargos ejecutivos y públicos ante sus afiliados y simpatizantes de forma sistemática y transparente.

Octava, diseñar sistemas de selección de los candidatos a cargos públicos de forma que escapen al control determinante de los órganos de dirección de los partidos.

Novena, mejorar los procesos de primarias, que son un avance en la democratización de los partidos y de la política en general, pero que necesitan superar los efectos no deseados que favorecen la concentración de poder, con medidas como las siguientes: a) Eliminación de barreras a la presentación de candidatos; b) Órgano regulador de los procesos electorales independiente respecto a las direcciones ejecutivas; c) Igualdad de medios y oportunidades de los candidatos en las competiciones electorales internas; d) Debates entre los candidatos. En algunos, el proceso de selección de candidatos (elaboración de las listas electorales) es, básicamente, una cooptación sometida a tensiones entre los deseos del candidato principal y las direcciones provincial o nacional. Hay partidos donde se está produciendo una convivencia entre elección del primer candidato de la lista por los afiliados y negociación de los demás miembros de la lista entre el candidato y los órganos de dirección del partido, lo que da lugar a deformaciones de la democracia interna con resultados perversos.

Décima, establecer un sistema de limitación de mandatos acorde con la responsabilidad contraída, de tal forma que se impida la perpetuación en el núcleo de poder de los partidos de las mismas personas.