«Extrema derecha y democracia», por Enrique del Olmo

¿Por qué Vox es el partido con más votantes en hombres menores de 30 años?. Ésta y otras sugerentes preguntas se plantearon en el debate que +Democracia organizó el pasado 10 de diciembre en Madrid con el título: «Extrema derecha y democracia» y en el que participaron José Luis Ayllon, exjefe de gabinete de Mariano Rajoy; Clara Ramas, profesora de Filosofía y Diputada de Más Madrid; Miguel Ángel Simón, autor de ‘La extrema derecha en Europa’, y Belén Barreiro, CEO de 40db. Emilia Sánchez-Pantoja, vicepresidenta de +Democracia, fue la encargada de moderar la mesa.

En el auditorio del Espacio Ecoo de Madrid, Emilia Sánchez-Pantoja abrió el fuego con la citada pregunta sobre la juventud y género de los votantes de Vox. Una pregunta con una fuerte carga de profundidad. ¿Esa cohorte con el sesgo de género masculino, refleja un sector que se reafirma en el machismo recalcitrante, en la xenofobia, en la catalanofobia, en el españolismo mas primario con una fuerte radicalidad verbal y con propensión al conflicto? Y esto cuando hace menos de un lustro la fuerza absolutamente dominante en los sectores jóvenes era Podemos.

Clara Ramas y Miguel Ángel Simón fueron los encargados de contextualizar, en la historia, la irrupción de la extrema derecha, sobre todo en Europa.

A raíz de ello los participantes fueron sentando opiniones, visiones y análisis. Miguel Ángel señalo una categorización partiendo del análisis de Europa entre derecha radical (aquella que no rompe con el sistema) y aquella extrema derecha protofascista que sí rompe con el sistema, como es el caso de Amanecer Dorado. Una importante discusión fue abierta sobre la caracterización de Vox, cuando éstos buscan por un lado obtener respetabilidad con declaraciones continuas sobre su defensa de la Constitución y a la vez cuando los contenidos de su discurso la violan.

Un análisis central que desarrollaron los ponentes a partir de una introducción de Belén Barreiro sobre las encuestas post electorales, es que el votante de Vox es muy parecido a los votantes históricos del PP, y esto plantea la hipótesis del regreso a la casa madre.

Además se aportó que el factor más dominante en el paso a la formación de Abascal es la cuestión territorial: el 40% de los votantes de Vox se sitúa en el punto 10 del gradiente entre centralismo total e independencia (siendo 10 el punto máximo de centralismo). En este sentido se dejó sobre el tablero una discusión muy importante: ¿los sectores más vulnerables y populares giran hacia la extrema derecha? ¿Estamos ante el denominado ‘efecto Marsella’?, cuando en la ciudad meridional francesa el grueso de los votantes comunistas de un bastión rojo pasaron a apoyar al Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen. La contestación que se esbozó fue clara: por el momento no. En las últimas elecciones las fuerzas claramente mayoritarias en las poblaciones de los cinturones rojos siguen siendo las izquierdas, con claro predominio socialista, lo que no niega el crecimiento de la ultraderecha en ellos, pero esencialmente como captación del hundimiento de Ciudadanos y el desgaste del PP, pero los votos por bloque no han cambiado sustancialmente en las últimas elecciones del 10-N.

Muy interesante fue el análisis desarrollado en la mesa sobre algunas responsabilidades políticas. Se señalaron tres de forma muy clara: a) Cs, donde el votante contamina a su dirección y por cabalgar la ola “nacionalista española” se olvida del factor regeneracionista que había creado importantes expectativas; b) El PP desarrolla una enorme “comprensión” ante Vox y les considera parte de un mismo bloque político, con lo cual el blanqueamiento es automático, sobre todo para mucha gente votantes históricos del Partido Popular, y c) El PSOE, ya desde las elecciones andaluzas, viene agitando el “que viene Vox”, que le da resultado en abril y mayo pero que le lleva a tentar la suerte de forma irresponsable en 10-N y se encuentran con 52 diputados en el hemiciclo.

En la apertura del debate se dejó esbozada una cuestión clave de la política a desarrollar ante Vox, el denominado ‘cordón sanitario’ (concepto a precisar mucho mas) con el que algunos de los ponentes se mostraron en desacuerdo, pero abriendo el debate entre qué es más útil para frenar este ascenso, si el aislamiento con el consiguiente discurso de la ‘victimización’o ‘el apaciguamiento vía institucional’, con lo que pasa de ser una fuerza de indignación a una fuerza ‘útil’porque da y condiciona las políticas de los gobiernos, como se ha mostrado en Murcia, Madrid, Andalucía y una importante relación de municipios.

Se abordó también el manejo de las redes, la comunicación y las ‘fake news’ como un elemento muy relevante del impacto en sectores de la población, posiblemente esa cohorte menor de 30 años y varones, considerándose que al igual que en EE UU y Brasil habían sido un factor de gran impacto.

Particularmente importante es no confundir las ‘retoricas políticas’ con la significación sustantiva de los procesos, no confundir los síntomas del mal (las nuevas derechas) con las enfermedades que deterioran nuestra sociedad como la desigualdad, rasgo sustancial de nuestro Siglo XXI.

Estas nuevas derechas aparecen como una amalgama entre sectores sociales que se sienten amenazados por la globalización y la desigualdad y las ‘elites’ partidarias de un nuevo disciplinamiento social, mediante un proyecto de ‘austeridad y orden’. Beben y se alimentan de la inseguridad que les genera la ruptura de ‘su mundo’: frente al feminismo y las conquistas de las mujeres, frente al mestizaje de las sociedades globalizadas y los movimientos de población, frente a la ecología y la lucha contra el cambio climático. Y ante ello se produce el refugio en lo conocido: bandera, nación, familia y tradición.

En el caso español se produce, sin embargo, una peculiaridad poco visualizada, que es la inexistencia de los rasgos populistas y proteccionistas que tienen las otras ultraderechas europeas como Salvini y Le Pen. Aquí la opción es el liberalismo salvaje : apuesta por una nueva burbuja inmobiliaria con la liberalización absoluta del suelo, desmantelamiento del carácter público de la sanidad y la educación, eliminación progresiva de la protección social, modelo de aseguramiento privado en lugar de pensiones públicas… Con ello se adecúan a las propuestas de una parte de las elites económicas pero suponen una barrera frente a la necesidad de protección y derechos para la inmensa mayoría de la población. No es descartable un giro limitado en este campo, pero por el momento no es ésa su práctica política.

Del magnífico debate que desarrollaron José Luis, Clara, Miguel Ángel, Belén y Emilia surgió la necesidad de seguir profundizando en el mismo y abrir espacios para ello desde la apertura de campos y la búsqueda de empatía de aquellos que no nos sentimos identificados con visiones simplificadoras y unilaterales del mundo, apoyadas en los prejuicios machistas, xenófobos y nacionalistas.

Enrique del Olmo, presidente de +Democracia
Artículo publicado en El Siglo de Europa el 19 de diciembre de 2019